Escucho tu voz, de alguna parte sale, un poco distorsionada; al principio no comprendo que quieres decir, pero
después de un rato pensando, acabo encajando cada sonido que haces. Repites una y otra vez: "No hagas eso, dejo eso en la mesa. ¡
Guardalo!", pero yo no te hago caso.
Una hoja afilada recorre mi muñeca, de lado a lado, dejando salir el liquido rojo de la vida, me escuece, pero no se si me escuece más tu voz ahogada pidiendo que deje de hacer lo que estaba haciendo o el pequeño corte profundo que dejaba ver el interior de mi muñeca. En una película vi como una chica, para suicidarse, se cortaba las venas e
inmediatamente se
metía en una bañera a
revosar de agua, para que el líquido de la vida saliera antes. Yo lo
probé, al principio
apareció un río finito, de ese líquido de la vida, en el agua
completamente clara,
después se
iba difuminando convirtiendo tras unos segundos el agua en el mismo color que aquel líquido.
"Jope, cuanto tarda", pienso.
Tu voz sigue insistiendo.
Cierro los ojos.
¡NO!
Aparece tu rostro, llorando, con una rosa negra entre las manos, de rodillas en una acera, repites una y otra vez "¿Porqué?¿Porqué?¿Porqué?Porqué?" así una y otra vez.
Abro los ojos. Intento concentrarme en lo que estaba haciendo, pero tu rostro no se me quita de la cabeza.
"¿Otra vez?" pienso.
Por masoquismo, cierro otra vez los ojos, y ahí estas tu, pero esta vez
apollada en una tumba; ponía mi nombre y mis apellidos, no
podía ver nada más.
Abro los ojos.
Ya me estoy mareando.
Pero, tu rostro no se me va de la mente, y con las escasas fuerzas que me quedan, quito el tapón, que
impedía que el agua se fuera por el conducto de las tuberías, a escasos metros de mi hay una toalla, la consigo coger y me hago un torniquete en la muñeca. Salgo a trompicones de la ducha, de pies me mareaba mucho más. Consigo salir de la bañera, sentarme en el suelo y llorar
desconsoladamente.
"
Gracias", dices en mi mente.
Respondo, "No las des".
Oigo algo, es el
teléfono, lleva sonando todo el rato. Me arrastro hacia mi
móvil, eres tu, no te lo cojo.
Consigo acabar con el torrente de liquido de la vida que me salia de la muñeca.
Todo ha acabado.
Tu has vuelto a ganar.