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12 sept 2011

Última voluntad. (parte.II)

La abuela de Mónica se acerco a nosotras, abrazo a su nieta y a mi me dio la gracias. No sabía como actuar.  Estaba demasiado nerviosa para responder, sabía que la voz me iba a temblar.
Mónica me miro, sus ojos mostraban mucho terror. Yo no tenía palabras suficientes para calmar lo que ahora mismo estaba ella sintiendo.

Llegamos a su casa otra vez, la bajaron de la ambulancia, la metieron en su casa y de ahí yo la empuje hasta su habitación, me dijo que quería ir a la ventana. La deje en la ventana y me fui, me despendí y salí por esa puerta.
Cuando atravesé el umbral mis piernas se pusieron a correr, no podía parar de correr, era como si correr lo controlase la parte del cerebro que controla los impulsos involuntarios.
Cuando me pude para me di cuenta que había llegado a las escaleras que bajan a la playa.
Baje, me descalce y muy despacio introduje los pies en la arena. No podía permitir que Mónica se fuera al otro mundo, sin tener nunca esa sensación.
Jugué un con mi pies en la arena, de alguna forma tenía que hacer que Mónica probara eso.
Al cabo de dos horas volví a casa un poco afectada.
Mis padres estaban en el salón viendo una película que esperaban hace mucho que la pusieran en la tele.
Me fui directamente a mi habitación, salude, y me fui.
Cuando entre por la puerta, sin perder ni un micro segundo busque un papel y un boli, no sé porque pero tenia la sensación de que tenia que dibujar algo.
Después de dos horas, acabe el dibujo.
Se trataba de una sonrisa, no sabía que quería decir, pero seguro que lo averiguaba.

Pase dos o tres días sin ver a Mónica. Hasta que sin quererlo ni beberlo estaba enfrente de su ventana. Ella no estaba entonces con un mal presentimiento, me dirigí a la parte delantera para llamar a la puerta y que su abuela me abriera la puerta.
Al parecer no había nadie.
Cogí el autobús, no sabia a donde quería ir exactamente, parecía como si mi cerebro hubiera hecho planes sin contar conmigo. Cuando subí al autobús, dije a donde me dirigía, para mi sorpresa era al Hospital "Almudena". Donde había acompañado días antes a Mónica.
Entré, y sabia exactamente a donde tenia que ir. Fui a donde la hicieron las pruebas aquella vez.
Pregunte por ella, y me dijeron que estaba en planta, ingresada. "¡Ingresada!", pensé aterrorizada.
Me dirigí, a recepción donde me informaron sobre la habitación que buscaba.
Habitación 328, planta 3.
Me dirigí hacía allí un poco dubitativa, pero conseguí vencer el "miedo" e ir.
Estaba enfrente de la puerta y podía identificar la voz de Mónica.
Entre.
Allí estaba postrada en la cama, con un montón de cables, y tubos.
"¡Que horror!" pensé.
 Me saludo, su abuela había ido a por la tarjeta para la tele.
Me senté en la cama y hablamos durante horas, de hecho la abuela estaba con nosotras y yo como estaba tan metida en la conversación no me había dado cuenta hasta que Mónica le pidió agua.
La salude.
Me pase toda la tarde allí. Me pase todas las tardes de toda una semana allí, con ella.
El último día tocamos el tema de su estado de salud, me dijo que la  habían dado muy pocas esperanzas de vida y que tenia que quedarse ingresada por que como ahora todo iba a ir a peor, su abuela no podría seguir cuidándola sola.
Me fui del hospital con muy mal cuerpo.
Esa noche soné, y cuando me desperté seguía recordando lo que había soñado. Soné con la última voluntad de Moni.
Decidí hacer algo.
Decidí que de alguna forma tenía que sacarla del hospital sin que su médico se diera cuenta y llevarla a la playa, para que disfrutara.
Decidí hacer un plan, como iba a seguir yendo al hospital, por lo que podía ver todo lo que hace su médico a la hora de la salida.

Estuve una semana haciendo el plan, cuando acabe y ate todos los cabos posibles, decidí hacerlo.
Ya tenía la hora, el día y el plan.

Entré en el hospital, subi a su habitación, la dije que queria que viera una cosa, que estaba en la calle no muy lejos de aquí. Me dijo que haber si nos pillaban, yo la dije que no se preocupara.
Salimos por la puerta sin nadie detras.
Nos pusimos a andar, cruzamos varias calles, y cuando estabamos llegando a la playa la tape los ojos.
A 5 minutos de haberla tapado los ojos, llegamos a las escaleras de la playa, al lado habia una escalera para minusvalidos.
La baje, y pare la silla de ruedas a unos centimetros de la arena. La dije que se cojiera a mi cuello, la sente y mientras ella se quitaba la venda de los ojos, sus pies probaban la sensación de la arena. Pude ver que varias lágrimas se deslizarón por su mejilla. Yo también me emocione.
Nos quedamos toda la tarde alli, hasta que vimos anochecer. Entonces y solo entonces me levante, cogi a Mónica la sente en la silla de ruedas, y nos fuimos.
Ninguna dijo nada a la vuelta, llegamos a las puertas del hospital.
Entramos por ellas, su médico la llevaba buscando por todas partes toda la trade.
Cuando nos vio entrar respiro tranquilo, pero a la vez vino a hecharnos la bronca.
Subimos a su habitación y nos despedimos, ella solo me podia dar las gracias, una y otra vez.
Le dije "Mañana vengo, que tengo una cosa para ti", acepto con la cabeza y salí del hospital.
Al día siguiente la iba a llevar una concha que habia cogida en la playa, era muy bonita y tenia una marca en forma de "M".
Cuando llegue al hospital, subi a la tercera planta, llegue a la puerta de la habitación y ya no estaba Mónica. Su entierro fue el día siguente por la tarde, fui a verla por ultima vez.
Cuando iban a bajar el ataúd, yo tira la concha.

Su última voluntad se había cumplido. La sonrisa que dibuje era la suya, había muerto en paz.





.Prue.


10 sept 2011

última voluntad. (parte.I)

Pase por su ventana y la vi, apoyada en el cristal con la frente, mirando lo de fuera, como si jamas pudiera salir. Sentí algo muy desagradable, el corazón se me agarroto. Note dentro de mi que tenia que remediarlo, que tenia de alguna forma hablar con ella para saber porque en vez salir a la calle y poder respirar aire fresco, añoraba desde la ventana poder tocar las aceras amarillas de la calle.
Pase varios días más por el mismo sitio y ella estaba ahí, apoyada como cada día en el mismo centímetro cuadrado de siempre.
Me canse de observarla y decidí ponerme delante de la ventana y en la trayectoria de su mirada desesperanzada. Me miro, la salude y desvió la mirada. Hice lo mismo varias semanas, hasta que un día me devolvió el saludo. Me puse bastante contenta había avanzado bastante desde la primera vez que la vi, la indique que por favor abriera la ventana y dijo que no con la cabeza, me encogí de hombros y espere a que pasara ese día para volver.
Toda la noche estuve pensando como convencerla para que abriera la vente y así preguntarla lo que tanto tiempo estaba rondando por mis pensamientos.
Antes de salir de casa cogí papel y boli, estaba decidida.
Fui a la ventana y ahí estaba ella, la salude con la mano y ella me devolvió el saludo. No me quería mirar, me esquivaba todo el rato.
Me agache para colocar el papel en las baldosas amarillas y así poder escribir, mientras escribía notaba como su mirada intrigada se paseaba de vez en cuando por encima de mi.
Escribí mi nombre, y la pregunte por el suyo.
Entonces fue cuando me sorprendió bastante, se encogió de hombros.
Escribí una pregunta: "¿No sabes como te llamas?"
Ella contesto que no con la cabeza.
La pregunte por que no abría la ventana, esta levanto la cabeza de la ventana y abrió.
Yo me sorprendí.
La dije hola y ella con una vocecita me contesto, no la podía ver bien, por que abrió muy poco la ventana, la pedí que si me podía mostrar su rostro. Ella abrió del todo la ventana, disimule pero me sorprendí bastante, estaba calva y tenia cara enferma.
Pasamos los días charlando por la ventana, estuvimos más de dos mesas hablando ella desde su habitación y yo desde la acera amarilla.
Un día me invito a entrar en su casa, pero se disculpo por que no me podría abrir la puerta, me dijo que me quería contar algo importante acerca de su vida y que hablando desde la ventana no lo veía muy ético.
Yo subí, estaba intrigada, ¿Qué me querría decir?.
Su abuela me abrió la puerta, me presente e inmediatamente me llevo a la habitación de mi nueva amiga.
Me quede en el umbral de la puerta observándola, estaba en una silla de ruedas y llevaba una bata de color verde claro con dibujemos amarillos.
Me pidió que por favor que me sentara.
Después de unos cinco minutos sentada en una silla de su habitación, la pregunte que porque no salia a la calle y porque siempre la veía ahí apoyada en la ventana.
Ella me contó su desgracia: desde siempre (que ella recuerde) a tenido cáncer, a salido de uno para meterse en otro, el último la estaba consumiendo lentamente. No podía salir a la calle por que no tenia fuerza suficiente para mantenerse de pies o para poder mover la silla y su abuela ya estaba demasiado mayo para cargar con ella por un capricho. Llevaba luchando con ese cáncer cuatro años, me dijo que lo que tenia era un tumor en el cerebro y metástasis por todo el cuerpo, me explico que la metástasis es cuando el cáncer lo tienes ya por la sangre y se te va contaminando todo el cuerpo. Se me escapó una lágrima. Me contó que el sábado (dentro de dos días) tenía que ir al médico, para que la hicieran las pruebas rutinarias para ver como iba su cuerpo y su cerebro. Me pidió que la acompañara, nunca había tenido una amiga y la hacia ilusión.



Ya era Sábado y me dijo que por favor estuviera en la ventana a las 10 A.M, llegue 5 minutos antes, para prepararme estaba un poco nerviosa. Cuando llegue a la ventana ella no estaba., "se estaría preparando" pensé.
Se asomo su abuela y me dijo que por favor fuera a la puerta delantera para subir en la ambulancia he irnos. Cuando llegue a la puerta estaba ella en la silla de ruedas, la estaba subiendo ya. Me pidió entre espasmos que subiera detrás con ella, para que no se sintiera sola y así su abuela pudiera ir tranquila.
Ya estábamos de camino y la pregunte que si tenia miedo, ella me dijo que si porque hoy la dirían cuanto tiempo la quedaba entre los vivos para pasar al mundo de los muertos. Medio miedo como lo dijo.
Me dijo que se alegraba mucho de haberme conocido y que jamás se podría arrepentir. También me contó que su última voluntad era dar una vuelta por la calle, y como vivíamos a menos de 10 minutos de la playa poder, por una vez en su vida, meter los dedos entre la arena de la playa.
En mi cabeza se me quedo grabada su última voluntad.
Ya estábamos en el hospital, estábamos en una sala esperando a que la llamaran.
"Mónica" escuchamos al final del pasillo, yo me levante intuitivamente e indique a su abuela que la llevaba yo, me dio las gracias, tire de la silla de ruedas, Mónica no para de jugar con sus manos, estaba muy nerviosa.
El doctor me indico que entráramos.
Era una sala bastante fría.
Entre varios médico la subieron en una cama blanca y la metieron en una máquina para verle el trabajo cerebral.
Cuando acabaron las pruebas nos dijeron que saliéramos y esperáramos en la sala donde estábamos.
Al salir vimos a su abuela llorar, yo me asuste y Mónica creo que iba por el mismo camino.
La abuela de Mónica se acerco a nosotras, abrazo a su nieta y a mi me dio la gracias. No sabía como actuar.



Continuará...
.Prue.